Cuando se inicia el diseño de jardines y zonas verdes, bien sea en zonas rurales o urbanas, o simplemente la selección de especies ornamentales para sembrar al lado de nuestras casas y fincas, se piensa en seleccionar un árbol o una planta herbácea que tenga una atractiva floración o un llamativo follaje, pero raras veces se piensa en los ARBUSTOS. Y estos precisamente pueden ser opciones con iguales atributos paisajísticos, por sus vistosas flores o singulares follajes, particularmente en jardines donde hay poco espacio, o en zonas verdes urbanas, donde el urbanismo y crecimiento de la ciudad, cada vez deja menos espacios verdes disponibles.
Es por esto que los ARBUSTOS, son una opción muy interesante a la hora de complementar un jardín, o bien para demarcar linderos o cercos, que requieran formar setos o masas para delimitar el espacio. De hecho, los ARBUSTOS son parte fundamental de los ecosistemas y bosques naturales, forman lo que los técnicos llaman el SOTOBOSQUE, que son las especies que se desarrollan en su interior o en los bordes y ofrecen refugio y alimento a muchas especies de fauna.
Aprovechamos esta edición de la Revista DeJardines, donde abordamos los coloridos y vistosos Curazaos o Bouganvileas, para presentar algunas de las muchísimas opciones que tenemos en Colombia de especies arbustivas, con potencial ornamental, para ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar nuestros jardines o emprender la producción de material ornamental en los viveros comerciales. Como son tantas las opciones de especies nativas, presentamos las familias más representativas y algunos de sus géneros, que dan una pista para seleccionar los atractivos ARBUSTOS ORNAMENTALES.
Familia: MELASTOMATACEAE
Es necesario mencionar que esta familia, junto con la familia RUBIACEAE y ORCHIDACEAE, hace parte de los grupos de plantas con flores con mayor diversidad de especies en el país. El padre Enrique Pérez Arbeláez, famoso botánico antioqueño, en su gran obra titulada “Plantas Útiles de Colombia”, ya desde 1936, mencionaba lo siguiente:
“La familia de las melastomatáceas tiene particular interés para Colombia, Mutis les dio preferencias: J.J. Triana hizo su revisión en 1887 y clasificó no menos de 1.800 especies de la flora universal. Brasil y Colombia resultaron ser especialmente ricas en estas plantas. Están distribuidas en todos nuestros climas, desde las sabanas de Bolívar, Magdalena y los Llanos orientales, hasta los pisos más altos, alegrando siempre el paisaje con sus vistosas flores o policromos follajes”.
Actualmente a nivel mundial, se registran 163 géneros, con casi 5.000 especies, entre hierbas, arbustos y árboles. Así pues, las opciones ornamentales son casi que innumerables. A continuación por cuestiones de espacio, destacamos solo 3 de sus géneros, con especies frecuentemente utilizadas como plantas ornamentales y un enorme potencial por descubrir.
Pisonia umbellifera. “variegata”: Conocida en inglés como: birdcatcher, birdlime tree, catchbird y árbol de la liga en español; se refieren a árboles “atrapa pájaros”, debido a sus pegajosos frutos. A pesar de este inconveniente, esta planta es utilizada en jardinería y horticultura, como planta para maceta.
Es cultivada por su atractivo follaje, de tonos verdes y blancos, en forma variegada, que debe ser podada una vez aparecen sus flores, con el fin de evitar que sus frutos afecten a diferentes insectos y a nuestros emplumados amigos los pájaros.
Género con 78 especies aceptadas en el mundo, de las cuales 51 se reportan en Colombia los denominados “Amarraboyos o amarabollos”, conocidos por sus vistosas hojas brillantes y grandes flores de variados colores desde el blanco (muy escasos en forma natural), hasta los morados e incluso anaranjados.
Una de las especies más conocida y cultivada, es Meriania nobilis, endémica de Colombia, de grandes flores color rojizo intenso a morado, con vistosos estambres de color amarillo, comestibles y así mismo grandes hojas verde brillante y ramas jóvenes de forma cuadrada, típicas de climas fríos, con alturas entre 5 y 8 metros.
Y menos conocidas, pero de igual o ¿tal vez?, mayor belleza de sus flores, esta Meriania hernandoi, originaria del sur del país, que se destaca por sus vistosas flores color naranjado intenso, de la cual invitamos a revisar un amplio artículo que elaboramos en la edición No. 2 de la Revista DeJardines.
Enorme y diverso grupo generalmente de arbustos, con 882 especies aceptadas a nivel mundial, y 382 reportadas para Colombia, mencionamos los muy conocidos “Niguitos” y “Mortiños”, frecuentes en zonas boscosas de climas fríos. Generalmente sus hojas presentan colores verdes en la parte superior y otros colores, morados o cafés y en el envés, aspecto que también les confiere un atractivo ornamental.
Aunque sus flores son pequeñas y principalmente de color blanco crema a rosado, se agrupan en vistosas y abundantes inflorescencias al final de las ramas, con enorme potencial ornamental y de gran importancia para la fauna.
Sus frutos casi siempre de color negro a l madurar, ejemplifican fácilmente el origen de la palabra Melastomatacea, que proviene de las palabras griegas melas (negro), y stoma (boca); “boca negra”; haciendo referencia a sus frutos que al comerlos “ennegrecen la boca”.
Algunas de las especies recomendadas son: El Florentino, (Miconia notabilis) para climas fríos, y el Lanzo o tuno blanco (Miconia caudata) ideal para climas medios.
Género con 234 especies aceptadas, aunque según la literatura varias de ellas en proceso de revisión y solo 28 de estas son reportadas para Colombia. Incluso algunas de sus especies, actualmente están reubicadas en los géneros Andesanthus y Pleroma, tarea que dejamos en manos de los estudiosos botánicos.
Generalmente arbustos o pequeños árboles, que al igual que todas las especies de esta familia, presentan hojas simples opuestas, sin estípulas ni olores particulares y con las nervaduras principales, casi siempre 5, en forma de arco o curva, muy fáciles de identificar.
Adicionalmente las especies de este género presentan las hojas con “tricomas”, es decir pequeños pelos o escamas, que pueden ser duras al tacto o incluso darle un aspecto áspero y distintivo. A este grupo pertenecen los muy conocidos “Sietecueros”, que deben su nombre común al desprendimiento que presentan en la corteza externa, a manera de capas. Con vistosas y abundantes flores de variados tonos de color morado, que se distinguen a lo lejos en medio del bosque y el paisaje.
Entre las especies más cultivadas se encuentran Tibouchina lepidota, T. grossa (de flores color granate) y T. urvilleana, originaria de Brasil, muy atractiva, pero de difícil manejo por la fragilidad de sus ramas.
Familia: ADOXACEAE
Este género descrito por Carlos Linneo desde 1753, con 22 especies en el mundo, habla del conocimiento que desde esas épocas ya se tenía de estos arbustos, y en particular de la especie Sambucus nigra, conocida ampliamente como Sauco común. Única especie reportada en Colombia de este grupo.
Casi siempre de forma arbustiva o pequeños árboles con altura promedio de 5 a 7 metros, de hojas compuestas y opuestas, con foliolos aserrados y brillantes, presentan una atractiva y abundante floración de color blanco a crema. Las infusiones de sus flores según la literatura, son las que frecuentemente se utilizan para aliviar problemas de catarros y vías respiratorias. A diferencia de sus frutos que son pequeñas bayas negras con 3 a 5 semillas, pero que preferiblemente no se deben consumir crudos para evitar molestias estomacales.
Otras especies, con igual potencial ornamental y que en nuestro medio son llamados “Saucos de monte”, pertenecen al género: Viburnum, con 166 especies, 20 de ellas presentes en Colombia, por ejemplo, Viburnum undulatum y V. anabaptista.
Familia: CHRYSOBALANACEAE
De este género de arbustos con varias especies descritas, pero solo tres de ellas aceptadas: Chrysobalanus cuspidatus, Chrysobalanus venezuelanus y Chrysobalanus icaco, la última de ellas se encuentra naturalmente en Colombia, siendo comúnmente nombrada como Icaco o Hicaco y conocido por sus frutos comestibles que son empleados en dulces y mermeladas, típicos de las regiones costeras del país.
Crece en suelos rocosos y secos, pero principalmente se desarrolla bien en suelos arenosos y salinos, desde 0 a 500 metros de altitud. Su atractivo ornamental radica en una copa muy frondosa, con hojas brillantes, de consistencia “acartonada” y redondeadas hacia la punta o ápice, diferencia que tiene con las otras dos especies que presenta hojas puntiagudas. Florece y fructifica durante casi todo el año, usado también como cerca vivas, para obtener leña o fabricar muebles.
Género muy diverso con 307 especies, 140 de ellas reportadas en Colombia, principalmente en la región andina, desde 0 a 3.000 metros de altitud y de gran importancia para la fauna, incluso algunas de ellas para sacar productos empleados para fabricar artesanías como canastas y similares. El género fue dedicado al botánico español Carolus Clusius. Se caracterizan por sus hojas simples y opuestas, casi siempre redondeadas, de consistencia carnosa y con exudado blanco a amarillo, con propiedades aun por investigar.
Destacamos una especie que presenta grandes atributos ornamentales y paisajísticos conocida como Flor de cera, cuyo nombre científico es Clusia orthoneura, originario de Colombia. Se trata de un arbusto o árbol pequeño, que se desarrolla bien en alturas entre los 1.000 y 2.500 metros de altitud.
Su atractivo son sus flores que aparecen casi todo el año. De consistencia como de cera o plástico, y color blanco a rosado o rojizo hacia el centro. Se propaga fácilmente por estacas y requiere de podas frecuentes para darle la forma deseada a su copa.
El género Caesalpinia, con 162 especies, pero solo 7 de ellas presentes en Colombia. Con árboles muy conocidos y cultivados en zonas urbanas como el Ébano nativo (C . ebano) y el Palo Brasil ( C. pluviosa ) de abundantes flores amarillas. Género descrito por Carlos Linneo, en honor al botánico italiano Andrea Cesalpino (1519-1603).
Resaltamos un arbusto nativo y cultivado incluso desde hace más de 100 años en nuestras ciudades por su hermosísima floración, pero que actualmente son cada vez más escasos: se trata del “Clavellino o Clavellina”. Su nombre científico es Caesalpinia pulcherrima, siendo esta ésta última palabra (el epíteto) sinónimo de hermosa, bella o gloriosa, haciendo referencia a su floración.
Alcanza 4 a 5 metros de altura, con algunas pequeñas espinas dispersas en sus ramas. De hojas doblemente compuestas de color verde glauco y una vistosa floración al final de sus ramas. Florece casi todo el año en tonos rosado claro, amarillo hasta un naranjado intenso. Crece bien desde 0 a 1.800 metros de altitud y se propaga fácilmente por semilla y requiere de pocos cuidados para su cultivo.
Género igualmente diverso con 172 especies, 22 de ellas reportadas en Colombia. Principalmente arbustos o árboles pequeños, conocidos ampliamente como “Carboneros”, muy posiblemente por el uso que se hace de su madera para la producción de leña y carbón vegetal.
Sin embargo, el mayor potencial de estas especies, radica en su abundante y llamativa floración, que se repite en varias épocas del año, su parte más vistosa, lo constituyen los coloridos y alargados estambres, que se desarrollan a manera de una esfera globosa, o “glomérulos” como se les designa técnicamente. El color de éstos, varía desde el blanco con degradados hacia el rosado, llegando incluso al rojo intenso o bien casi morado en algunas especies.
Las especies arbustivas, se propagan fácilmente por semilla, aunque son de lento crecimiento, pero una vez establecidas perduran por muchos años y hay especies para todos los climas desde el nivel del mar hasta los 2.700 metros de altitud.
Con solo 9 spp, 2 de ellas reportadas en Colombia. El género Parkinsonia, lo conforman especies arbustivas o arbóreas, con algunas espinas y originarias de zonas semi – desérticas de América y África, lo que les confiere un potencial para climas secos o muy secos, como sucede en algunas ciudades del país, o incluso, en zonas donde las posibilidades de riego natural, sean pocas, aunque en algunas zonas las ven como plaga.
Género descrito por Carlos Linneo en 1753, y designado en honor al botánico inglés John Parkinson (1567–1650).
Queremos destacar las dos especies que se encuentran naturalmente en Colombia: Parkinsonia aculeata, cuyo epíteto en latín, significa “con espinas o aguijones”, siendo conocidos como Paloverde, Retamo o sauce guajiro y la especie Parkinsonia praecox: cuyo epíteto latino significa “precoz”, por la temprana edad a la que florece, también conocido como Palo verde o brea, en las regiones costeras.
Son arbustos que alcanzan alturas entre los 3 y 4 metros, con hojas compuestas muy alargadas y delgadas, generalmente péndulas, y con una floración muy abundante de color amarillo.
Este es otro de los diversos géneros del grupo de las leguminosas, con 272 especies aceptadas, y 53 de ellas reportadas en Colombia, de 0 a 3.000 metros de altitud. De acuerdo con la literatura, el nombre del género se deriva de la latinización de la palabra árabe “sana”. Siendo descrito y publicado en 1754, por Philip Miller un horticultor y botánico inglés. Se caracterizan por presentar hojas compuestas, paripinnadas, alternas y con foliolos sedosos o pubescentes y flores muy llamativas de color amarillo.
Otra de sus características, es que generalmente poseen nectarios en las hojas, es decir, pequeñas glándulas por las que segregan compuestos azucarados, lo cual atrae algunas hormigas y genera una simbiosis con ellas. Resaltamos los llamados Alcaparros, como es el caso de Senna multiglandulosa, caracterizada por su denso follaje, una altura que no supera los 2 metros y una abundante floración que atrae diversos polinizadores. En cuanto a las especies de tipo herbáceo, (ejemplo Senna obtusifolia) algunas de ellas son consideradas como “malezas”, por su rápida dispersión, sin embargo, este es un concepto que viene siendo muy discutido en la jardinería, que fomenta especies silvestres y rústicas.
Si bien se trata de una familia botánica de amplia distribución mundial, con 10 géneros aceptados, solo dos de ellos: Hypericum y Vismia, se encuentran naturalmente en Colombia. El primero de ellos, con numerosas especies empleadas como ornamental. Conocidos en Europa como Hierba de San Juan o Hipericum y algunas de ellas como guarda rocío en zonas de páramos en Colombia.
Género con cerca de 458 especies aceptadas, de las cuales 54 de ellas se reportan en el país. Pueden ser hierbas, arbustos e incluso árboles. Las especies arbustivas presentan hojas simples opuestas y se caracterizan por sus flores de color amarillo, generalmente con 5 pétalos, algunas de ellas utilizadas como ornamentales o en floristería, por sus vistosas flores, de abundantes y llamativos estambres.
En síntesis, vale mencionar que, a pesar de su potencial ornamental, este grupo en Colombia no ha sido muy utilizado y queda el reto de su estudio, propagación y uso en los jardines.
Este otro grupo de la mencionada familia HYPERICACEAE, aunque algunos autores y textos la ubican en la familia CLUSIACEAE, (discusión que también dejaremos en manos de los estudiosos botánicos) presenta una cantidad de arbustos y árboles muy interesantes e importantes para la fauna, principalmente murciélagos, que son los dispersores de sus semillas, así como, la utilidad para recuperar terrenos degradados, dado su rápido y vigoroso crecimiento. Género con unas 59 especies aceptadas, de regiones tropicales de América y África, con 25 de ellas reportadas en Colombia.
De las especies colombianas, traemos a colación Vismia baccifera, conocido como Carate rojo o Punta de Lanza, por el color café del envés de sus hojas y el exudado que produce cuando se le corta y por la forma de lanza que tiene sus hojas nuevas. Su atractivo ornamental se base en su llamativo y abundante follaje, que presenta ese contraste entre el verde y café de sus hojas.
Se distribuye desde México hasta el norte Bolivia y Brasil desde zonas bajas y cálidas, hasta climas fríos de zonas altas andinas. Se propaga fácilmente por semillas y se puede emplear además como cerco vivo.
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