En la provincia de la Columbia Británica, en la isla de Vancouver, a 21 kilómetros de la ciudad de Victoria, en Canadá, se encuentra el Butchart Gardens. Son 22 hectáreas de jardines florecidos; ciertamente un paraíso para los enamorados, los poetas, los fotógrafos y los jardineros. El jardín lo inició en 1904 Jennie Bruchart.
Lo hizo para embellecer un poco el árido paisaje que dejaba a su paso los trabajos de la cantera que explotaba la empresa cementera de su esposo Robert.
El jardín se ha convertido en patrimonio histórico del Canadá, en el 2004 el gobierno canadiense lo elevó a la categoría de Sitio Histórico. El meticuloso cuidado de su diseño lo convierten en uno de los jardines más atractivos del mundo. Cuenta con cinco grandes zonas demarcadas a las que se llega caminando por senderos y parques de grama: son el Jardín Hundido, El Jardín de las Rosas, el Jardín Japonés, el Jardín Italiano y el Jardín Mediterráneo. Para asegurar la floración ininterrumpida entre los meses de marzo y octubre, cada año los jardines son conformados nuevamente con cerca de un millón de plantas, a cargo de un equipo de cerca de cincuenta jardineros profesionales.
El jardín visitado
Butchart Gardens
En el año 2000 visité Butchart Gardens, corría el mes de noviembre, una época del año en la que el invierno comienza a sentirse en Canadá, por lo que nos manteníamos bastante abrigados. Llegamos a la Isla de Vancouver en un ferry enorme que podía transportar hasta 200 vehículos en un trayecto que tuvo una duración de tres horas. En los jardines Butchart puede estarse todo el día si uno quiere, abre sus puertas desde las 8:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde. Recorrer el jardín es una experiencia maravillosa, los sectores están fielmente delimitados por familias de plantas, diría muy milimétricamente calculado.
No me atrevería a afirmar que es un único jardín, cuando uno lo camina va pasando de jardín en jardín. Lo que más me llamó la atención fueron el orden y el aseo de todo el lugar. En Butchart Gardens todas las plantas son en buena parte trasplantadas de un jardín principal, una especie de vivero donde tienen cultivadas cientos de variedades de flores y al que no está permitido el acceso al público. En cuanto una flor comienza a deteriorarse, los jardineros la reemplazan por otra, de tal modo que el jardín siempre luce eternamente florecido; casi la mayor parte del año. Es difícil elegir ante tanta belleza, pero si me pidieran escoger entre uno de los jardines de Butchart Gardens, optaría por el Jardín Japonés.
- Buchart Gardens, Canada “el delirio de la naturaleza” - julio 8, 2017