Justificación, usos y conservación

En el abanico de especies o grupos de plantas que se han destacado y cultivado a lo largo de la historia de los jardines y la horticultura en el mundo, a la par de orquídeas, bromelias, rosas y begonias, entre muchos otros, se incluyen los famosos HELECHOS. Estas atractivas plantas que, a pesar de carecer de flores y frutos, y que pareciera que no los necesitan para lucir, se han destacado por múltiples razones:

  • En principio, la atractiva forma de sus hojas o “frondas” como se denominan técnicamente, que van desde láminas simples y alargadas, como en Asplenium nidum, hasta divididas o compuestas como en los helechos arbóreos, en múltiples tonos de verde o incluso tonos de rojo o granate, tanto opacos como brillantes, con simétricas formas triangulares.
  • La textura suave y delicada de la gran mayoría de las frondas, que a veces forman exuberantes masas, tanto a nivel de piso, o bien en canastas colgantes, que engalanan cualquier lugar.
  • La manera en que se desarrollan y crecen sus hojas, en forma de espiral, que los biólogos denominan “prefoliación circinada”, es una eficaz estrategia de crecimiento para sobreponerse sobre otras plantas a su alrededor.
  • La disposición de sus hojas en forma de roseta, que cuando emergen de forma simultánea, parecen un surtidor a manera de una fuente natural, como sucede en muchas especies del género Asplenium y del orden Cyatheales, más conocidos como helechos arborescentes, o bien a manera de cascada como las frondas fértiles de algunas especies del género Platycerium, los prestigiosos helechos tipo cuerno
  • El porte elegante y altivo, que alcanzan con sus varios metros de altura los helechos arborescentes, ampliamente apetecidos por decoradores y paisajistas para adornar espacios exteriores o incluso interiores con buena iluminación y aireación, que dan siempre la apariencia de un exuberante paisaje húmedo tropical.
  • Y una razón en términos de manejo, es que muchas de las especies de helechos son de fácil cultivo, donde básicamente se requiere proveer la humedad e iluminación apropiada para cada especie y así tener una espléndida planta ornamental.

En síntesis, me atrevería a decir, que en los HELECHOS, hay una virtud estética inconsciente y por ende un considerable grado de belleza, que atrae a aquellas personas que los observan, los estudian o cultivan, una virtud que proviene de conceptos que se expresan por sí solos en su forma de crecimiento, hago referencia a la simetría de sus hojas la forma en espiral en la que éstas se desarrollan, las cuales rememoran o recrean esas matemáticas aún ocultas en la naturaleza, pero que aparecen en la forma de las galaxias, los relámpagos, la formación de algunas nubes, la caparazón de un caracol, o  bien en el ADN mismo. Y aún más complejo que su estilo espiralado, es el estilo en que se repite la forma de sus partes, un fractal natural, donde la forma de una pequeña pínnula, es igual a la pinna que la contiene y ésta a su vez es igual a la forma de toda la hoja. Estas sucesiones y repeticiones de formas, rayan con la perfección y solo reflejan armonía y satisfacción

“Por la calle de los Helechos, donde campea en su tronco velludo la Cyathea, alta y finísima, y la Alsophila de Australia, empina sus abanicos en el tallo de ojos donde rodean el gran Asplenio de los nidos, con sus hojas en círculo como una corona de plumas, los Adiantos espesos y rampantes, donde, como un vapor se mueve, entre Pteris y Aspidios, el espárrago aéreo.”

José Martí. Exposición de Flores. Nueva York. 20 de noviembre de 1890

“Jardín del Carbonífero”. Colecciones Universidad CES – Medellín

Si bien se destaca el uso y potencial de los helechos como plantas ornamentales en paisajismo y jardinería o para la decoración con arreglos florales, donde se emplea su follaje, como es el caso del Helecho “Cuero” (Rumohra adianformis) del que se conocen extensos cultivos comerciales, los Helechos tienen otra gran cantidad de usos en todo el mundo. En el caso de Colombia algunos estudios reportan por ejemplo más de 120 especies de helechos con algún tipo de uso, entre ellos su empleo en la medicina tradicional indígena, en la construcción de muelles y viviendas rurales, la preparación de ensaladas, bebidas y otros alimentos, producción de abonos orgánicos y suplementos para la dieta de animales como cerdos, gallinas y vacunos, extracción de elementos en aguas contaminadas, la elaboración de tinturas y artesanías, hasta el empacado y embalaje de frutas y verduras.

Sin embargo, la mayor relevancia de todo el grupo de los Helechos radica en la importancia científica, ecológica y ambiental que estos tienen: basta mencionar que estamos hablando de un grupo de plantas con una historia evolutiva muy antigua, ya que aparecen en el registro fósil hacia el Devónico medio, hace 390 millones de años. Por esta razón, son considerados popularmente como “fósiles vivientes”, los cuales en la actualidad son el objeto de estudio y admiración de muchas personas en el mundo. Adicionalmente, hacen parte de los grupos de plantas con mayor diversidad de especies y por ende conforman nuestra biodiversidad tropical. Así mismo, por la estrategia de rápido crecimiento de algunas especies, consideradas como “pioneras”, ayudan a proteger eficazmente suelos erosionados y restaurar ecosistemas deforestados; además, por su estrecha relación o dependencia con el agua, hacen parte de la regulación de este elemento vital.

También, son considerados como bioindicadores, en tanto la presencia de algunas especies son la evidencia de ecosistemas o bosque poco perturbados. 

El potencial del grupo de los helechos, es proporcional a su diversidad, pero igual, su vulnerabilidad, los actuales procesos de deforestación y los usos extractivos indiscriminado, con pocas acciones de cultivos y reemplazo, irán en detrimento de su conservación. Por esto la invitación siempre será a una jardinería con sentido y responsabilidad, y a los productores, confianza para valorar las especies nativas y paciencia para la producción a largo plazo; un proverbio oriental dice: “En la vida hay dos momentos ideales para sembrar un árbol, el primero fue hace 20 años y el segundo: HOY”.

¿Quiénes y qué son los helechos?

Todas las plantas terrestres en su largo proceso evolutivo, para su dispersión han empleado básicamente dos estrategias: inicialmente las esporas y más recientemente, las semillas. Entre las plantas que producen esporas, en principio aparecen los musgos, hepáticas y anthoceros (Briophyta, Marchantophyta y Anthocerophyta), que se supone fueron las primeras en poblar los ecosistemas terrestres hace cerca de 500 millones de años y que aún hoy cumplen una importantísima función en la regulación del ciclo hidrológico. Estas plantas generalmente pequeñas, no presentan raíces, tallos, ni hojas verdaderas y no poseen vasos de conducción, características que las agrupan dentro de las plantas “No vasculares”.

Luego de un largo proceso evolutivo, se generaron varios grupos de plantas que históricamente se han denominado como Pteridophytas o pteridofitas, (proveniente del latín Pteris = “helecho” derivado de  pteron = “pluma, ala” que hace referencia a la forma de las frondas de muchas las especies) caracterizados por presentar tejidos vasculares bien definidos (floema y xilema) para la conducción de sustancias, propagarse por esporas y en especial por presentar un ciclo de vida con dos fases o generaciones claramente diferenciables y separadas.

Por la ausencia de flores y semillas, en las Pteridofitas se agrupaban la Clase: Lycopodiopsida (o licófitos), donde encontramos a los Lycopodios, Isoetes y Selaginelas (de estas últimas algunas especies se cultivan comercialmente como plantas ornamentales para interior), y la clase Polypodiopsida.

De acuerdo a la literatura reciente, en el periodo Devónico, hace 400 millones de años se presentó una separación entre los mencionados licófitos (plantas vasculares que presentan “licófilos” u hojas con un meristemo intercalar) y los eufilófitos (plantas vasculares que presentan “eúfilos” u hojas con meristemos marginales o apicales) y de este último grupo, dos importantes linajes divergen a partir de un ancestro común: originando a los espermatófitos (plantas con semilla, comprendiendo gimnospermas y angiospermas actuales), y a los helechos. Cabe mencionar, además, que los helechos con un poco más de 10.500 especies, son el segundo grupo de plantas más diverso en el planeta, después de las angiospermas o plantas con flores. Para Colombia, según la literatura, se reportan cifras de 184 especies de licofitos y 1459 helechos

La Clase Polypodiopsida por su parte, actualmente comprende cuatro linajes: los Helechos Leptosporangiados (Subclase Polypodiidae), los helechos Maratioides (Subclase Marattiidae) conocidos como helechos gigantes por sus enormes hojas, los Ophioglósidos (Subclase Ophioglossidae) y los Equisetos (Subclase Equisetidae) conocidos como Cola de caballo, en ocasiones reportados como medicinales con propiedades diuréticas y actualmente empleados como plantas ornamentales, para formar masas y setos

A su vez, dentro de la Subclase Polypodiidae, que serían los helechos propiamente dichos, estos se dividen en los siguientes Ordenes: Cyatheales (Helechos arbóreos o arborescentes); Hymenophyllales (Helechos membrana); Osmundales (es el orden más pequeño y más antiguo entre los helechos); Polypodiales (Helechos típicos o comunes); Salviniales (helechos acuáticos o flotantes) y los Gleicheniales (helechos patas de gallina) y Schizaeales.

Fuente: Judd et al. (2002), Pryer et al. (2004). Drawing: User:RoRo-Informa􀆟on: Judd et al. (2002), Pryer et al.(2004). Drawing: User:RoRo, Dominio público.

https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1287130 

Ciclo de reproducción

Como hemos mencionado, los helechos y licófitos, se caracterizan por presentar un ciclo de vida compuesto por dos fases claramente diferenciables e independientes. Una fase dominante denominada esporofítica, es decir formada por el esporófito (ver figura A), que son las plantas que usualmente vemos a simple vista, en cuyas hojas se producen las esporas (B) y de ahí su nombre. En esta fase la planta presenta raíces, tallo y hojas o “frondas”. Y una segunda fase, denominada Gametofítica se presenta en una pequeña estructura denominada Prótalo, donde se forman los gametos (células sexuales femeninas o arquegonios y células sexuales masculinas o anteridios). Esta fase no posee raíces, tallos ni hojas. Además de la dificultad de observar un pequeño prótalo, esta fase depende de ambientes muy húmedos o con frecuente presencia de agua.

Otra particularidad de estas fases, es que la fase esporofítica es una fase diploide compuesta por dos juegos de cromosomas; a su vez, la fase gametofítica, está compuesta solo por un juego de cromosomas y se denomina fase haploide.

Dato Curioso: el género de helechos eusporangiados  Ophioglossum, presenta especies en donde se ha documentado el mayor número de cromosomas de cualquier organismo en el planeta.

En la figura se observa el ciclo de vida de un helecho, el cual se puede describir iniciando en una planta madura que corresponde al esporófito (A). En la superficie inferior de las hojas, se desarrollan las estructuras reproductoras llamadas Soros (B), compuestos por esporangios (D) en donde se producen las esporas (E), no vistas a simple vista y con apariencia de polvo. Cuando las esporas maduran caen al suelo y germinan, producen los pequeños Prótalos de textura grasosa y algo brillantes (dando inicio a la fase gametofítica) donde se forman los órganos sexuales propiamente dichos o gametangios (Arquegonio, femenino y Anteridios los masculinos), luego estos se unen en la fecundación que se da cuando hay presencia de agua, para producir el cigoto y de allí por división celular, se formará la nueva planta con una raíz, un tallo y pequeñitas hojas, que con el tiempo darán inicio al ciclo de vida en su fase esporofítica.

A. Esporófito B. Soros C. Esporangios. Ilustración: Jhon J. Colorado L.

D. Cápsula. E. Esporas. F. Prótalo. G. Gametangios. H.Anteridios. I. Anterozoides. J. Arquegonios. K. Planta juvenil

Las partes de un helecho

Para fines de una descripción botánica y especialmente para el manejo y cultivo de los helechos, presentamos las principales partes de estas plantas en su fase esporofítica, que como hemos mencionado es de hecho la fase que se cultiva con fines ornamentales.

Las raíces

Las raíces en todos los helechos son de tipo adventicio, es decir, que no se originan de una raíz primaria que se desarrolla del embrión, como ocurre en las plantas con semilla. En los helechos las raíces se originan del tallo y no de una raíz primaria verdadera y como no tienen la capacidad de aumentar en grosor, surgen muchas raíces delgadas (y en ocasiones muy largas) que cumplen la función de fijación y absorción de agua y elementos nutritivos. En este sentido, se puede decir que a pesar de ser fibrosas y en ocasiones numerosas, no ofrecen riesgos o afectaciones para las construcciones. Incluso en el caso de los grandes helechos arborescentes, estos pueden ser sembrados cerca de aceras, edificaciones o en grandes materos sin ser afectados por las raíces.

El tallo

El tallo en los helechos puede ser largo y trepador o rastrero, y en estos casos se le llama rizoma (tallo subterráneo), también puede ser corto y compacto, en cuyo caso se le denomina caudex. Pero si es erecto y sobresale del suelo, con un grupo de hojas en el ápice, como ocurre en los helechos arborescentes, se le denomina tronco. La forma de crecimiento del tallo en los helechos, a excepción de los que presentan rizomas, no producen ramificaciones o ramas, por lo tanto, para fines de cultivo y manejo, el concepto de PODA aérea, no tiene sentido. Podar un helecho entonces, consiste en cortar o arrancar sus hojas, teniendo presente que en dicho punto, no crecerá un nuevo órgano.

La hoja

Por lo general a las hojas de los helechos se les denomina frondas, y a sus pecíolos se le llama estípites. Dichas frondas pueden ser de dos formas: Simples, con una lámina entera, de márgenes continuos o lobulados (que también son llamados pinnatífidas) o Compuestas, cuando la lámina es dividida, donde llamamos a las primeras divisiones pinnas.

Si la hoja es dividida una vez, se llama 1-pinnada. Si es dividida dos veces, se llama 2-pinnada, y así sucesivamente de acuerdo al número de divisiones. Las pinnas de segundo orden se llaman pínnulas, y si hay divisiones menores se les llama pínnulas terciarias, pínnulas cuaternarias, etc.

En las hojas de los helechos, e pecíolo es continuo con el tallo, pero a veces es articulado, es decir, hay una capa de células que se endurecen y mueren, de manera que la hoja puede desprenderse del tallo, La presencia o ausencia de una articulación puede ser de importancia taxonómica, al igual que la forma en que se disponen los haces vasculares, cuando se realiza un corte transversal al pecíolo. Para efectos de jardinería, es importante diferencias si las hojas se pueden arrancar con un simple jalón o se deben cortar con tijeras podadoras, para no desgarrar y afectar la planta.

En las hojas, el raquis es la continuación del pecíolo en su parte laminar Sus divisiones laterales se llaman costas, y son los ejes principales de las pinnas u hojuelas. Si la lámina es 2-pinnada, el eje de la pínnula se llama cóstula, y los ejes de las pínnulas menores se precisan como cóstula (o eje) de la pínnula terciaria.

Los soros

Un soro es una agrupación de esporangios, y es donde se producen las esporas. Suministra muchas características de importancia taxonómica, especialmente por su forma, posición, y método de protección. Los soros puedes ocupar sólo dos posiciones en la hoja: una distribuidos por el margen o dos, distribuidos en el lado abaxial o envés de la misma. Los esporangios de muchos helechos son protegidos físicamente por una cubierta que se llama indusio, cuya presencia o no, también ayuda a su clasificación botánica.

Dimorfismo foliar

Otra particularidad de los helechos, es que, en varias especies, se da una diferenciación entre sus hojas y hay dos tipos de dimorfismo. En el primero de ellos, hay hojas que producen las esporas, llamadas hojas fértiles o esporofilas, y las que no producen esporas, llamadas hojas estériles o trofofilas. Frecuentemente las hojas fértiles son más angostas, y más erectas que las de las hojas estériles. En casos extremos, las hojas fértiles pierden casi todo el tejido laminar y como resultado, son como un esqueleto con poca o ninguna función fotosintética, como ocurre en especies del género Anemia.

Dimorfismo foliar en Anemia phyllitidis

Este dimorfismo, puede ocurrir de forma simultánea o bien por episodios secuenciales, es decir, se desarrolla un grupo de hojas toda fértiles, y luego se genera otro grupo de hojas estériles y así, sucesivamente. El dimorfismo también puede involucrar sólo parte de la hoja, como sucede en algunas especies, donde las pinnas o pínnulas son dimórficas, pero no la hoja completa. Este tipo de dimorfismo foliar parcial se llama hemidimorfismo.

Dimorfismo foliar en especies del género Blech

El segundo tipo de dimorfismo, consiste en la diferenciación entre hojas estériles. Las cuales presentan diferencias en forma entre plantas jóvenes y plantas maduras. Se ha encontrado en Lomariopsis y géneros relacionados, todos los cuales son helechos trepadores.

Textos:

Hernán Dario Rincon
Sígueme

Asesor:

Fernando Giraldo Gallego
Sígueme
Últimas entradas de Fernando Giraldo Gallego (ver todo)

Asesor:

Wilson Rodriguez
Últimas entradas de Wilson Rodriguez (ver todo)

    Asesor:

    Jonatan Castro
    Últimas entradas de Jonatan Castro (ver todo)

      0
        0
        Tu carrito
        Tu carrito esta vacíoRegresar a la tienda