1. La variedad de la especie
En primer lugar se recomienda identificar si la especie crece naturalmente en forma epifita o terrestre. Las especies epifitas, deben sembrarse adheridas troncos o en canastas y materos con un excelente drenaje y las especies terrestres se siembran directamente en el piso o matero con tierra o sustratos abonados. Luego la gran mayoría de las orquídeas podrán ser cultivadas si se consideran dos reglas generales: 1) Se deben seleccionar especies acordes a las condiciones climáticas del sitio donde serán cultivadas, es decir no deben cultivarse especies de clima caliente en clima frío y viceversa, a menos que se disponga de instalaciones especializadas para tal evento; 2) Es necesario ajustar los requerimientos de luz o de sombra que demandan diferentes grupos de especies para alcanzar una óptima floración
2. La temperatura
Es necesario considerar en primera instancia la distribución de las especies, en relación con la altura sobre el nivel del mar donde crecen naturalmente las especies que deseas cultivar. De acuerdo con la temperatura, las orquídeas se pueden dividir en tres categorías: 1) especies de clima frío como aquellas de los géneros Cymbidium y Odontoglossum, 2) especies de clima templado como las Catleyas y algunos Oncidium y 3) especies de clima cálido como las especies de los géneros Vanda y Phalaenopsis.
3. La luz
Como se mencionó previamente, la cantidad de luz que demandan las orquídeas en su cultivo, depende directamente del tipo de especie a cultivar. En primera instancia es oportuno diferenciar entre buena cantidad de luz y plena exposición solar. Generalmente no se recomienda para el cultivo de orquídeas la plena exposición solar, no obstante existen algunas excepciones. Un indicador importante de la calidad de luz para una especie en particular, está representado corrientemente en el color de las hojas y la periodicidad en la floración. A modo de ejemplo, las catleyas requieren de buena intensidad de luz (no sol directo), caso contrario mucha luz es perjudicial en el cultivo de géneros como Phalaenopsis o Masdevallias.
4. La humedad
Las orquídeas requieren generalmente de ambientes húmedos pero evitando los excesos. Una adecuada humedad ambiental, permite regular de manera apropiada el riego de las plantas evitando los excesos, los cuales aumentan los peligros de pudrición de raíces y otros problemas fitosanitarios (hongos). La presencia de estructuras como bulbos o pseudobulbos en las bases de las hojas como ocurre en las especies del género Cattleya, indica la capacidad de las plantas de almacenar agua en estas estructuras y en consecuencia una menor necesidad de riegos abundantes.
5. La ventilación
Las orquídeas requieren de ambientes con movimiento constante de aire lo cual reduce el calor intrínseco y disminuye la posibilidad de enfermedades producidas por hongos. El aire debe ser fresco y estar a la temperatura óptima de las especies de orquídeas que se están cultivando, es decir, no es deseable que una corriente de aire muy frío o fuerte envuelva especies de los géneros Cattleya o Phalaenopsis cuya temperatura óptima del aire es el normalmente frecuente en climas medios o cálidos.
6. Sustratos de siembra
Todas las orquídeas requieren de un medio de fijación o sustrato de siembra que les suministre el agua y los nutrientes necesarios sin dañar las raíces. Cuando especies epifitas como catleyas, josefinas y cucarronas entre otras, son cultivadas en potes o materas, sus raíces no están expuestas al aire como en la naturaleza y en consecuencia debe emplearse un medio de siembra que permita buena circulación de aire y buen drenaje, evitando con esto problemas fitosanitarios en las raíces.
Son numerosos los sustratos tradicionalmente utilizados para el cultivo de orquídeas e incluyen desde porciones de troncos cortados de totumo o café hasta mezclas de triturado, carbón, piedras o corteza de pino pátula. Muchas especies pueden ser cultivadas exitosamente adhiriéndolas directamente en el tallo de árboles vivos o en las horquetas de las ramificaciones de los mismos. Para el cultivo de orquídeas en potes o materos, muchos cultivadores prefieren en la actualidad utilizar sólo triturado de piedra propiciando con esto una buena sanidad de las raíces, siempre y cuando se tenga presente fertilizar las plantas periódicamente.
7. La fertilización
Es el suministro de nutrientes esenciales para que las plantas se desarrollen sanas y vigorosas; los nutrientes que se requieren en mayor cantidad se denominan elementos MAYORES, y son Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K) y los elementos MENORES como el Calcio (Ca), Zinc (Zn), Magnesio (Mg), Boro (Br), Cobre (Cu), entre otros. Orquídeas cultivadas deben ser fertilizadas con regularidad (cada 15 días), tanto foliar como radicularmente propiciando plantas sanas con floración periódica, utilizando fertilizantes especializados para este grupo.
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