La realidad es que el aire que respiramos en casa, puede estar tan contaminado o más que el del exterior, debido a la enorme cantidad de partículas nocivas para la salud presentes en el aire, producto de las actividades humanas. Si a esto le sumamos la falta de renovación del aire, la mala circulación y en algunos casos la exposición prolongada de algunos materiales con los que se edifican las viviendas; los espacios cerrados pueden convertirse en un auténtico paraíso para los agentes contaminantes y causar trastornos, afecciones y enfermedades que afectan a sus habitantes.

 Cuando hablamos de agentes contaminantes se tratan de moléculas químicas en forma de vapores o gases volátiles derivados de materiales como: contrachapados, barnices, resinas, pegamentos, policloruro de vinilo (PVC), pinturas, pegamentos, productos de tratamiento de maderas, insecticidas, disolventes, productos de limpieza, estufas, hornos, los calentadores de agua y los sistemas de calefacción. Por ejemplo, estos últimos generan uno de los gases más contaminantes para los hogares, el monóxido de carbono (CO) que se produce por la combustión incompleta de materias carbonosas, este gas es muy peligroso ya que es inodoro e invisible. Otros compuestos más nocivos para la salud presentes en el hogar son: el amoníaco, el formaldehído, el xileno, el benceno y las ondas electromagnéticas.

Aunque la mejor garantía para mantener un ambiente sano es intervenir la fuente de contaminación eliminando la mayor cantidad de posibles factores de riesgo, también se puede realizar una biodepuración que se trata de un conjunto de técnicas en las que se emplean organismos vivos para depurar el suelo, aire o agua contaminados por un compuesto químico, siempre y cuando este sea biodegradable.

En este caso hablemos de las plantas como organismo depurador, ellas por su condición de ser vivo, ayudan a mejorar la cantidad y calidad del aire en los espacios cerrados, mediante la respiración, fotosíntesis y la transpiración. Estos procesos de la planta le permiten realizar las tres grandes fases de la depuración; en el primer estado, las plantas convierten el gas carbónico (CO2) en oxígeno (O2) gracias al proceso de la fotosíntesis. Después las plantas transpiran y con ello aumentan la humedad, lo que favorece la purificación del aire. Por último, llevan a cabo la mayor parte del trabajo de descontaminación cuando captan a través del follaje los productos nocivos volátiles que las rodean. En resumen, las plantas son “maquinas” que biodepuran determinados productos químicos presentes en los hogares, gracias a sus procesos biológicos o almacenándolos en sus tejidos.

En cuanto a la cantidad de plantas necesarias para luchar eficazmente contra la contaminación del aire en una vivienda, se recomienda una medida de una planta cada 9 o 10 m2.

A continuación, una lista de plantas de interior comunes en nuestro medio y su poder descontaminante frente a los compuestos nocivos que podemos encontrar en una vivienda u oficina. El número de asteriscos indica la capacidad más o menos elevada de la planta para absorber el contaminante.

Fuente: Las Plantas Descontaminates. Chaudet,  G. & Boixiere, A. (2009). Editions rustica/FLER. París, Francia.

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