Cuando se viaja a zonas de clima frío que están entre los 1800 y los 2800 metros de altitud, probablemente se puede observar al Quimulá, un árbol común en los bosques montañosos de nuestra geografía, que tiene un importante papel ecológico dentro del ecosistema en el que habita.
El Quimulá, cuyo nombre científico es Citharexylum subflavescens, es una especie que pertenece a la familia Verbenaceae y se caracteriza por ser un árbol de mediano porte que puede medir entre 15 y 20 metros de altura. Su tronco recto puede alcanzar un diámetro de 40 centímetros y su madera es usada para elaborar cabos de herramientas, estacones para cercas o leña. El tronco está cubierto por una corteza de coloración café amarillento de textura escamosa que se desprende en tiras.
Este árbol tiene unas hojas grandes, con una textura similar a la cartulina. Estas son de color verde oscuro brillante en su cara superior (haz), mientras que su cara inferior (envés) tiene una tonalidad grisácea a color crema. Sus flores son pequeñas, de color blanco y están dispuestas en inflorescencias en forma de racimos al final de las ramas.
Una variedad de especies de aves como el colibrí y el loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis), se ven atraídos por la fragancia que sus flores emanan. Sus abundantes frutos forman un atractivo racimo similar al de las uvas, y cambian de color verde a rojo brillante cuando están maduros. A su vez, cada fruto, está compuesto por dos semillas muy duras de color café, las cuales son apetecidas por aves de pico grande como tucanes y guacharacas, así como algunos mamíferos silvestres.
Dada su abundante producción de semillas, es una especie de fácil propagación. Se recomienda recolectar del árbol los frutos cuando ya éstos se encuentran maduros (de color rojo) y no del piso; se dejan en agua por 24 horas para quitarles fácilmente la pulpa o cáscara rojiza, luego se dejan secar y finalmente se pueden sembrar en semilleros a la sombra, empleando una mezcla de tierra negra con arena, en partes iguales (50:50). Es una especie que presenta altos porcentajes de germinación y las primeras plántulas empiezan a brotar entre los 40 a 50 días después de sembrados.
La capacidad del Quimulá de atraer a esta gran diversidad de especies de aves y en particular su rápido crecimiento, (en dos a tres años pueden alcanzar alturas entre los 4 y 5 metros) hacen que sea un árbol adecuado para llevar a cabo proyectos de restauración ecológica, donde se conformen corredores biológicos para aves que se encuentren en vía de extinción. Además, por su gran porte y su apariencia estéticamente agradable, es usado como ornamental y es común verlo adornando parques, plazas y jardines en zonas rurales.
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